Estamos a pocas de semanas de que Iberia proceda a presentar el plan de reestructuración que prevé despidos y cambios substanciales en nuestras condiciones de trabajo. No es la primera vez que nos encontramos ante una situación como esta. Las cesiones y sacrificios realizados durante todos estos años han sido siempre bajo el epígrafe de “salvar a la compañía” sin que haya tenido un resultado definitivo.

A nadie se le escapa la delicada situación de incertidumbre que está viviendo el sector aéreo. De la misma manera, a nadie se le escapa la necesaria reestructuración que se debe llevar a cabo, no sólo en compañías aéreas, sino también en los diferentes operadores de handling.

Iberia tendrá éxito en el futuro si es capaz de afrontar cualquier situación del mercado, además de gestionar permanentemente el cambio y, por supuesto, estar dispuesta a enfrentarse a él y ser sensible a satisfacer cada vez mejor las crecientes exigencias de sus clientes y a estimular a sus empleados. Es en estos momentos cuando debe prevalecer la gestión profesional de los equipos directivos.

Y aunque la crisis no sea sobrevenida, el precio del petróleo esté por las nubes y haya exceso de oferta hay que hacer de la amenaza una oportunidad. Y esto se traduce en la aplicación de medidas destinadas a cambiar aquellos procesos que sean obsoletos, a invertir en tecnología y formación, a la realización de nuevas políticas comerciales para captar nuevos clientes. En definitiva, hay que proteger el negocio principal en el que se destaca sobre la competencia.

¿Y cuál es la propuesta de la dirección? Venta de activos, cesión de las líneas rentables, vaciamiento de la empresa matriz, despidos y reducción salarial. En definitiva, un empobrecimiento de la empresa.

Es muy fácil gestionar en tiempos de bonanza y crecimiento económico. Sin embargo, ante una recesión o crisis como la que estamos viviendo muchos de esos directivos no se desenvuelven cómodamente y dejan de ser las personas más idóneas para gestionar el nuevo escenario. Es entonces cuando se pone de manifiesto la incompetencia o incapacidad de muchos gestores. Es entonces cuando deben marcharse.

Por esta razón, desde CESHA hacemos un llamamiento a todas las fuerzas sindicales con representación en Iberia tanto de tierra como vuelo, para que se sienten y consensúen una postura común ante las decisiones que IAG van a presentar.

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