“No es bueno creer que las cosas son como deseamos que sean,  ni cerrar los ojos ante  cómo son en la realidad”. IBERIA: Un paisaje desolador.- A saber: Reiterados incumplimientos de pactos firmados por parte de los supuestos gestores. Laudos de obligado cumplimiento pasados por la entrepierna. Aireadas declaraciones falaces de los corrosivos directivos de la compañía. La evidencia de su gestión demoledora, con resultados deplorables, pérdidas inducidas e intencionadas, contra un patrimonio estratégico, otro más, cuyo desmantelamiento nos deja  un  indefenso Estado de Derecho.

Premeditación y alevosía en un proceso iniciado hace dos años, cuando Iberia brillaba y British estaba en quiebra. La perniciosa captación de ejecutivos (¿españoles?) bien pagados, Vázquez,  Lozano, Güell…, como gestores de Iberia pero  al servicio de un corsario llamado Willie Walsh, consejero delegado de IAG (fusión  “Iberia – Britihs Airways”;  2010), de la misma ralea que  los piratas ingleses  Henry Morgan o Francis Drake, con patente de corso concedida por  su “graciosa” majestad británica (que tiene la “gracia”  donde las avispas el aguijón). La inexplicable e inexplicada pasividad interesada de nuestros representantes políticos, implicados en una desgracia llamada Bankia, principal accionista de la fusión IAG  y origen de una debacle financiera; amén de los espurios intereses en común de sus  banqueros con el actual gobierno de la Nación.

Por primera vez, tras décadas de demoledoras y eficaces campañas de desprestigio contra colectivos profesionales, que han sufrido el vilipendio de una sociedad   contaminada por informaciones sin contrastar, nutridas por la única fuente falaz e interesada del poder instituido, hoy parece que se han abierto otras opciones en  favor de la veracidad  que merece  la ciudadanía como derecho constitucional. Gracias a algunos medios digitales, está trascendiendo información  fehaciente  a  una parte de la prensa convencional. Es muy importante que se conozca la realidad liberada y exenta del siempre impune cinismo  de los mandatarios.

La dirección de Iberia, ante la pérdida de influencia mediática, al  detectar  que sus amenazas,  despotismo  y maltrato a los empleados, empiezan a ser cuestionados en diversos  foros, se les crea la inquietud  de tener que variar su prepotente táctica feudal  hacia otras formas más “políticamente correctas”, cual es la propuesta de negociación para evitar huelgas. Pero, ¡ojo! Solo es apariencia. Pues el objetivo final sigue siendo el mismo: El 31 de enero de 2013, Iberia Operadora será borrada del mapa, “porque no ha sido posible   –dirán-  llegar a ningún acuerdo con las formaciones sindicales, a pesar de la buena voluntad ofrecida por esta Dirección, siempre dispuesta al diálogo y a poner los medios para salvar la compañía”. ¡Mentiras flagrantes!…

El diseño de futuro inmediato en  IAG, pasa por la apropiación, en favor de  British Airways, del patrimonio estratégico, material, operativo y funcional  de Iberia, para  hacerla desaparecer  y quedarse, como servidumbre  barata, con las low cost Vueling, Iberia Express y Air Nostrum.  Con  el expolio  de la T-4 en Madrid y la T-1 en Barcelona, la invasión total está servida. (Gibraltar apenas será una chinita en el zapato).

El recién presentado paripé de negociación para evitar huelgas, no ofrece ninguna credibilidad. No ya por los antecedentes reiterados  de incumplimientos sistemáticos, sino por la redacción del documento que no muestra  ni un atisbo de rectificación en el proyecto de desmantelamiento definitivo…  Incluyendo hasta la  fecha marcada…

También es deprimente  el  incauto  documento  negociador  ofrecido  por los sindicatos, orlado en todos los márgenes con firmas supuestamente ilusionadas por la remota posibilidad de solución para una supervivencia utópica,  pero sabiendo todos que solo es papel mojado, y que la  fumata  jamás será blanca porque los contenidos escritos  en uno y otro lado, solo son humo negro e irrespirable.

La única opción de viabilidad pasa por impugnar  la fusión, hoy convertida en voraz “absorción”,  conseguir anularla y, sobre todo, quitar de delante a estos nocivos directivos, aunque sea pagándoles sus millonarios  blindajes. Con el único apoyo del uso de  razón se podría apostar cualquier cantidad con la seguridad de que el próximo 31 de enero se cumplirán inexorablemente estos vaticinios, solo  avalados por el sentido común y el pragmatismo sobre unos comportamientos incuestionables que no admiten justificación ni defensa.

Es doloroso comprobar la ingenuidad de quienes todavía confían en la buena fe de unos “prójimos” que solo están ganando tiempo para  asestarnos  el hachazo definitivo.

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